UN NUEVO KWON, NUESTRO KWON

A la hora de enfrentarme de nuevo negro sobre blanco para honrar nuestro nuevo espacio de aprendizaje en el arte del Choy Lee Fut –Kung Fu-, me vienen a la memoria cantidad ingente de recuerdos de estos últimos 13 o 14 años de entrenos, aprendizaje, disciplina, convivencia y “el buen combate” sobre todo contra uno mismo. (parafraseando a Coelho). Pero paralelo a estos valores de esfuerzo y dedicación, no puedo por menos que situar el valor del grupo como base de esta nueva andadura. Mis compañeros, mis amigos. Un grupo tan heterogéneo como unido hemos logrado dar forma a un espacio que sentimos nuestro, sin necesidad de poseer.

Un solo motivo, -la construcción del kwon- ha logrado aflorar todo lo que sentimos por formar parte de este grupo. Cada uno hemos aportado, a nuestra manera, algo personal. Sin alardes, pero con la ilusión a flor de piel necesaria para elevar un espacio yermo en nuestra casa del Kung Fu.
Con unas armas de entreno que estos últimos meses han sido revertidas por rodillos de pintura y martillos, aportamos sin distinción nuestras ganas por dar un paso más. Cada uno a su forma y manera hemos colaborado y seguiremos colaborando en un proyecto que, liderado por nuestro maestro y por Julián, nos hace sentirnos mas libres. Sobre todo, cuando muchas veces, nuestro Arte marcial es incomprendido por la falta de información. Por la falta de tolerancia derivada de una ignorancia bien cobijada en deportes mas lucrativos económicamente……………Aun así, nuestra lucha otea el interior de cada uno. Cada Tao y cada técnica (sustentados por una buena condición física para pensar con claridad y actuar con el máximo control) nos aportan beneficios no cuantificables, pero si sustanciales. Paz, respeto, honor, libertad (sin soslayar la libertad de los demás), capacidad de mejora, energía y alegría por encontrarte con gente que rema en tu misma dirección. Combates sin violencia y libres de odio tienen desde este mes de Septiembre un nuevo espacio donde cada nuevo entreno los nutrirá. De ello estoy seguro

Aun así, tanto los actos diarios de mi maestro como los de mis compañeros (algunos recorrían 100 kmts solo para venir a entrenar su Kung Fu) me demuestran que cualquier lugar puede convertirse en la prolongación de un espacio de entrenamiento, concentración, esfuerzo y amistad, siempre que la ilusión por mejorar se mantenga dentro de nosotros.

Nuestro Kung Fu sirve como vehículo; pero marcas de vehículos hay muchas y todas pueden llevarnos, no tanto al final, sino al recorrido dentro de la senda que consideramos correcta. Aquella en la que, nos sentimos felices por dar lo mejor de nosotros, logrando revertirlo hacia el interior de cada uno.
Ojala estas líneas sirvan como motivación a todos lo que amando algo, van venciendo las dificultades para seguir en su camino de esfuerzo y realización personal.