Lucha por tus sueños, de lo contrario los demás te impondrán los suyos.

Casi todo lo que realice será insignificante pero es muy imprtnt que lo lleve a cabo

VIVIR O MORIR VIVIENDO


No si cuando deje de respirar me fundiré con lo que algunos llaman universo, o quizá vuelva a otra vida plagada de momentos buenos y otros no tanto –aunque al fin y al cabo momentos-. Lo que si tengo seguro hoy y ahora, mientras escribo estas líneas, es que deseo preocuparme de cómo he de vivir, en lugar de cómo y cuando he de morir.

La reflexión de descartes en sus últimos días: “he tenido una vida llena de momentos angustiosos, mucho de los cuales nunca han sucedido” refleja, a mi modo de ver, la imperativa necesidad de vivir el presente, no tanto de forma hedónica (no se alegren demasiado mis lectores anarquico-vitales) sino como un mecanismo liberador para nuestros temores, recelos o miedos. El pasado expiró. El futuro no es en absoluto predecible salvo, a mi entender y en menor medida, por la intuición, ya que nunca tenemos todas las variables de lo que va a suceder controladas. Asi pues, la única manera de vivir pasa por este segundo. El mismo segundo en el que yo escribo esta línea y que se funde con el que usted evoca al leerme. Una especie de teoría de la relatividad, versión existencial.

De este modo, no pretendo dar respuesta a muchas preguntas que todos, de vez en cuando, y en función del momento que nos toque vivir, sufrir o paladear, nos planteamos. Mi propuesta radica en la supresión total y sin cortapisas de la mayoría de las citadas preguntas lesivas interiormente, que al igual modo que una cuchilla recién afilada, abren una herida, la cual casi siempre deja cicatrices.

En vez de este flagelamiento diario al cual nos sometemos, liberemos carga emocional (y no me cuestiono cada problema en concreto, voy a la esencia). Promulguemos la “atención plena” de cada acción y pensamiento. Sometamos a una dictadura de felicidad a nuestros sentidos y seamos conscientes de cada sonido, de cada olor y de cada beso que demos, sabiendo que estos no volverán a repetirse en cuanto no les abramos paso a unos nuevos sonidos, olores y besos.

Este posible efecto de retroalimentación de cada instante como experiencia sensorial hará que construyamos un futuro en base al presente. A que escuchemos a nuestro hijo en vez de oírle. A que catemos un buen vino en vez de emborracharnos con el y a que besemos con pasión transmitiéndole a la persona amada todo nuestro cariño, respeto, amor y generosidad.

No evito ni evado los problemas diarios que a todos nos acucian. Solo planteo una nueva óptica desde la cual se resuelven muchos dimes y diretes de la vida y otros tantos sin, mas se apartan. El kung fu, entre otras cosas, me ha enseñado a que un golpe de tu contrincante (que no enemigo) por muy potente, muy veloz y muy técnico que sea, puede repelerse tan solo apartándose. Aunque sea un poquito.

Recojamos pues el testigo y probemos a visualizar otro nivel de resolución de nuestros problemas en base a una primera resolución de nuestras angustias. Verán como reduciendo un poquito nuestros deseos, emplazándonos al presente sin desenmascarar ese futuro mas irreal que incierto, y adueñándonos de nuestra capacidad de sentir y viajar a nuestro interior, liberaremos un potencial inacabable de felicidad, bondad, compasión y amor. Y eso engancha. Provoca una inercia positiva que influye en el universo, al igual que la mariposa que vuela provocando un ciclon en mitad del océano.

Por tanto, y como diría mi admirado Ghandi,” luchemos hasta el final sin importarnos el resultado, porque nuestra victoria será completa si el esfuerzo es total”.
Y al final de nuestros días, satisfechos por el poso que hayamos dejado, nos seguiremos planteando como vivir ese segundo, no como morir al siguiente.

DALE AL PLAY MIENTRAS LEES EL BLOG (es gratis, no engorda y es bueno para la salud)

Si tienes un pepino de ordenador (lo digo por rápido, no hace falta que sea verde), dale al PLAY; Merece la pena ver este superblog (uno que nació modesto, jejejje) con esta supercancion de Loreena McKennit de fondo